domingo, 13 de marzo de 2016

Crítica de videojuegos: Skyblazer

Hola mochuelines,

Hoy vuelvo a hablaros de un videojuego de Super Nintendo, del año 1994, que me he pasado recientemente pero al que le tenía ganas desde hace mucho tiempo; hablo de Skyblazer, de Sony/Imagesoft.



En este caso se trata de un juego de plataformas en el que tendremos que ponernos al control de Sky, un joven perteneciente a una estirpe de guerreros que en su día consiguieron derrotar al señor oscuro Raglan, pero ahora éste ha vuelto y la única persona capaz de batirle eres tú… o lo serías si no fueras tan joven e inexperto. Así, en nuestro primer enfrentamiento con la encarnación de Raglan, Ashura, es un rotundo fracaso, pero por suerte, lejos de rendirse, Sky decide que aprenderá por el camino la magia necesaria para no fallar la próxima vez.



Así, una vez nos pongamos a los mandos de Sky, tendremos que abrirnos paso por el mapeado superando todos los niveles para, tras cada enfrentamiento con uno de los intrincados jefes finales, conseguir una nueva magia que nos ayude en futuras misiones, hasta conseguir la magia de Phoenix, la única capaz de desarmar a Ashura para poder derrotarlo. Por el camino, muchas plataformas y enemigos en unos niveles variados, que exigirán el uso de todas nuestras habilidades, que por suerte serán cada vez más. Así, además del ataque básico de puño y salto con patada, tendremos magias que permitirán lanzar un proyectil frontal, otro multidireccional en ocho direcciones, un dash horizontal, un rayo que cae del cielo, invencibilidad temporal, parar el tiempo, e incluso restaurar vida. En cualquier momento podemos cambiar la magia que queremos activar con los botones L y R, pero sólo podremos usarla si disponemos de suficiente barra de magia, hasta un máximo de 8 slots. Además, no todas las magias gastan la misma cantidad de slots, que van desde 1 en el caso del proyectil básico hasta 4 en el caso del Phoenix. Esto le da una vida tremenda al juego, ya que a veces es mejor no usar la magia y reservarla para posteriores menesteres. Además, el ataque directo y la posibilidad de engancharse en las paredes suele ser suficiente para derrotar a todos los enemigos. De hecho, en la batalla contra el jefe final, el mismísimo Raglan, solo usé la magia de recuperación de vida, siendo todos mis ataques de patada y salto.



Y ya que hablo de los jefes finales, me gustaría destacar lo bien hechos que están.  Y es que los enfrentamientos contra ellos son difíciles, con mecánicas súper variadas, y que obligan a dar lo mejor de uno mismo, pero en ningún momento tienes la sensación de dificultad injusta (como a mí por ejemplo sí me sucede con los jefes de megaman). Además el diseño de enemigos es extraordinario, ya que prácticamente en cada nivel aparecen un buen número de enemigos nuevos, y también los jefes finales tienen un nivel de detalle y originalidad espléndido. Curiosamente, esto contrasta con el diseño de Sky, que es algo más pobre aunque está bien animado. En cuanto a los escenarios y niveles, gráficamente no son nada del otro mundo, pero el colorido es muy bueno, y los niveles están muy bien diseñados, ya que cada nivel propone retos muy distintos: plataformas de scroll horizontal, vertical, torres, niveles por encima y por debajo del agua, lava, pinchos, corrientes que nos desplazan en el aire y en el agua, e incluso un par de niveles en los que Sky se pone unas alas y combinan plataformas y vuelo, aunque sinceramente son los niveles que menos me han gustado porque el control es algo raro.



A nivel sonoro el juego cumple bastante bien, aunque las músicas de Harumi Fujita a veces suenan estridentes. Creo que a veces algunos instrumentos estuvieron mal elegidos (como en The Legend o en Tower of the Tarolisk, con esa especie de sitar, o en Lair of Kharyon con una especie de flauta muy aguda), pero las composiciones son buenas, con un tono general grandilocuente, muy apropiada para una obra de acción y magia, y hay momentos muy épicos (Ashura o Falls of Torment).

La dificultad es alta, pero con los passwords supone un reto asumible. El último tramo del juego es realmente complicado, teniendo que enfrentarte otra vez a algunos de los enemigos finales ya derrotados antes de hacerlo con Ashura y finalmente con Raglan. Además, el juego es tan bueno que lejos de frustrar, morir solo te empuja a volver a intentarlo.



Como conclusión, voy a saltar a la piscina y voy a decirlo: este es posiblemente el juego más infravalorado de Snes. Después de jugarlo y disfrutarlo como un enano os puedo decir que está a la altura de cualquier otro juego de esta consola, con una duración justa, una dificultad alta, unos enemigos imaginativos, unos niveles bien diseñados, creo que si en vez de ser de Imagesoft llega a ser de Nintendo, Rare o Konami, este juego no habría pasado tan desapercibido para el gran público y hoy en día estaría mejor considerado. Sobresaliente.

Nota: 9,2/10

Lo mejor: Gráficos coloridos, imaginativos, jugabilidad perfecta, niveles bien diseñados, músicas bien compuestas…


Lo peor: …pero a veces no suenan de forma agradable. Es el único lunar, en serio. Bueno, y la portada, que es un poco fea.

2 comentarios:

  1. Es uno de los pocos juegos de aquella época que no he llegado ni a catar, y es raro porque es de los buenos. Creo que mi hermano lo jugó y sí que lo vi, pero no llegué nunca a ponerme a los mandos.

    Gracias por recordarmelo :D

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  2. Si te animas a probarlo me lo dices, para poder apuntarme un tanto

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