Hola mochuelines,
Quería enfocar esta vez mis habituales críticas de una forma diferente, lo cual me ha llevado a una reflexión sobre la capacidad de adicción de los videojuegos. Así, y partiendo de la base de que un videojuego es algo que te propone un reto, y tú como jugador lo asumes y haces todo lo que esté en tu mano para superarlo, hay un factor que, por motivos opuestos, puede ser clave en la capacidad de adicción de un videojuego, y éste es la dificultad. Cuantas veces hemos oído términos como dificultad injusta, o que un juego sea muy bonito, pero fácilmente pueda durar una sola tarde. A veces es un control defectuoso lo que dificulta el recorrido, pero eso ya es para mi más un fallo de jugabilidad que un incremento en términos de dificultad. Pero, por poner un ejemplo, el Actraiser 2 era un juego que tenía muy buena pinta hasta que una vez empezado, te dabas cuentas de que un exceso de enemigos y de dificultad al derrotarlos, junto a unas a veces demasiado lentas animaciones, dificultaban en demasía el trayecto. En el bando contrario, tenemos juegos que de tan fáciles, son solo recomendables si los vas a jugar gratis, ya que gastar tu dinero en comprar algo que se acaba en un rato puede ser bastante frustrante.
Hoy voy a analizar dos juegos que, por suerte, representan estas dos vertientes en un sentido bastante positivo, el Assassin's creed: la hermandad y el Megaman 7.